Rajesh Tandon

El caso que está por hacer

 

Los tiempos están cambiando

Vivimos tiempos turbulentos. El mundo se encuentra aquejado por 3 crisis que empiezan por C: comida, combustibles y capital.1 Estas crisis se producen en un momento en que la humanidad se enfrenta a un desafío trans-milenario de sobrevivencia; el espectro del calentamiento global y del cambio climático aparece cada vez con más importancia. Diferentes partes del mundo, y diferentes comunidades en cualquier parte, están experimentando de diferentes maneras las consecuencias de estas crisis. Mientras Norteamérica y Europa enfrentan la recesión y el desempleo, los pobres de África se encuentran prácticamente abandonados por sus propios gobiernos, en la medida en que la ayuda va disminuyendo, el comercio se va volviendo proteccionista y las remesas de la diáspora van declinando. En algunas regiones de Asia el escenario es sin embargo algo distinto.

Muchas economías de Asia siguen creciendo a un ritmo respetable: China a un 7,5 por ciento e India a un 7 por ciento. Hoy hay mucho más optimismo empresarial en Asia que en cualquier otro lugar. También hay en Asia una cantidad mucho mayor de población joven que en ninguna otra parte del mundo. Pareciera que durante los próximos 50 años el perfil demográfico de Asia podría aportar mano de obra suficiente para el resto del mundo. De ahí que hoy en Asia la demanda de mayor crecimiento económico sea ruidosa y estridente. Es por eso que los líderes asiáticos han rechazado consecuentemente cualquier meta de reducción de gases de invernadero, ya sea en el G20 (Abril de 2009) o en el G8+5 (Julio de 2009).

La demanda de educación

Así es como en la región donde yo vivo y trabajo hay ahora una creciente demanda de educación. Gran cantidad de niños y niñas se están matriculando para asistir a escuelas primarias; se está haciendo una enorme inversión pública en los sistemas de educación secundaria y superior para hacer frente a las presiones de la masificación. En Asia ya no se considera que la educación superior sea elitista. Los estudiantes universitarios indios y chinos constituyen aproximadamente dos tercios de la cifra global de estudiantes de todas las naciones. Los gobiernos y las sociedades asiáticas están invirtiendo en educación de manera masiva, una tendencia que probablemente va a continuar a lo largo de las dos próximas décadas.

En medio de esta desbordada carrera hacia la educación, la educación de adultos se ve en dificultades para hallar algún espacio. Hay una creciente demanda de educación vocacional a la que todavía no se le está dando una respuesta adecuada; hay, por parte de los gobiernos y del sector privado, una creciente provisión de capacitación orientada a la adquisición de destrezas laborales. Incluso la preocupación por re-capacitar trabajadores y funcionarios, en el contexto de la actual recesión, está encontrando cada vez más apoyo de parte de autoridades y de dirigentes políticos.

Es bastante interesante el hecho de que la mayor parte de estas inversiones —que van en aumento— para la provisión de educación, ya sea primaria, secundaria, superior o vocacional, están siendo financiadas a base de fuentes internas. El apoyo estatal al desarrollo para nada ha desaparecido en Asia, aparte de algunos pocos países como Nepal, Bangladesh y Camboya. Son recursos públicos y domésticos los que están financiando esta «avalancha educativa» en Asia. También el sector privado está empezando a asumir un papel importante, pese a que el correspondiente marco político institucional está todavía subdesarrollado en dicho continente.

Lo irónico de la situación de los países asiáticos es que los gobiernos no le están prestando atención a la inversión en alfabetización de adultos; como ya se ha manifestado de diferentes maneras, se está enfocando la Educación Para Todos (EPT) en referencia exclusiva a la educación primaria, y ni siquiera se considera la provisión pública de otras modalidades de educación de adultos. A la hora de articular sus políticas y planes educativos, la mayor parte de los gobiernos asiáticos todavía no han adoptado una perspectiva de aprendizaje de por vida; el resultado es que el lugar que le corresponde a la educación de adultos como componente integral de una política educativa nacional está inexplorado y apenas es objeto de mención.

El caso está todavía por hacer

A mí me parece que la fraternidad de educadores de adultos, los campeones del aprendizaje de por vida, las instituciones de educación de adultos, sus redes y coaliciones, todavía no han tenido éxito en conseguir que los líderes políticos de diversos países (o de las agencias internacionales) les presten atención de verdad para acordarle a la educación de adultos, en sus programas y políticas nacionales de educación, un lugar que exprese respeto y valoración. Por tanto el desafío de financiar la educación de adultos no consiste simplemente en garantizar recursos procedentes de varias agencias nacionales e internacionales; se trata también de hacer que el valor de la educación de adultos llegue a ser un caso digno de atención en esta etapa de su desarrollo societal. Hacer que la educación de jóvenes y adultos sea un caso en el contexto de las actuales crisis es el desafío fundamental de la financiación de la educación de adultos a nivel global, y de manera particular en el mundo en vías de desarrollo.

Taller
Fuente: Barbara Frommann

Si hoy intentamos hacer que en los países asiáticos éste sea un caso, puede ser útil traer a la memoria el actual contexto asiático tal como lo enumerábamos anteriormente. De cara a la actual obsesión asiática por las trayectorias del crecimiento económico ¿cómo se puede hacer hoy día que la educación de adultos llegue a constituir un caso? Examinemos cuáles son los desafíos clave que están enfrentando las sociedades asiáticas inmersas en un rápido crecimiento, y cómo se puede hacer para que la educación de adultos sea un caso a la hora de responder a esos desafíos.

Pistas (indicadores) para el caso

En primer lugar, un desafío de nuestros días es superar la exclusión social. Muchas sociedades asiáticas se están encontrando con que ciertos sectores de la sociedad están siendo excluidos de participar en los procesos de crecimiento económico y de beneficiarse de los mismos. Las desigualdades internas de cada país van en crecimiento. Los líderes gubernamentales y las autoridades que elaboran políticas están preocupados por la inclusión social, es decir por el crecimiento con inclusión. Muchos diseñadores de políticas han reconocido que la educación puede ser una palanca para la inclusión social. Pero su articulación de la educación está compartimentada; en los silos de la educación no hay espacio para la educación de adultos. Sabemos que una participación económica efectiva requiere actitudes y competencias, además de destrezas meramente alfabéticas; y esto es todavía más cierto para muchas familias rurales/campesinas cuyos jóvenes están ingresando por primera vez a una economía formal de mercado. ¿No es posible hacer de esto un caso para sistematizar el acceso de estas nuevas generaciones de jóvenes a ciertas formas de educación de adultos, como parte de las políticas de crecimiento inclusivo? ¿No se puede hacer de esto un caso, sobre la base de evidencias disponibles a lo largo y ancho del mundo?

En segundo lugar, la mayor parte de las sociedades asiáticas se encuentran profundamente perturbadas por todas las formas imaginables de violencia; la amenaza de inseguridad física ocupa un primer plano en las mentes de los ciudadanos/as; la lucha contra el terrorismo y otras formas de violencia organizada ocupa hoy día el primer lugar en la agenda política de la mayor parte de los gobiernos asiáticos: Afganistán, Pakistán, Nepal, Sri Lanka, India, Myanmar, Tailandia, Filipinas, Indonesia, y ahora la China. El mapa actual de Asia es un mapa de violencia e inseguridad, causadas por fuerzas tanto internas como externas. También sabemos, por evidencias históricas de todo el mundo, que no se puede tratar adecuadamente ese tipo de violencia con recursos únicamente militares. La seguridad humana requiere algo más que armas y balas. Una buena parte de esa violencia tiene sus raíces en experiencias de injusticia y discriminación vividas durante décadas; la juventud que se muestra dispuesta a tomar las armas está demostrando en realidad su desacuerdo con el sistema de gobierno. Una parte de esa violencia tiene también sus raíces en prejuicios y estereotipos; las diferencias existentes en términos de género, casta, religión, etnicidad e idioma, se ven acentuadas y empujadas al enfrentamiento en la medida en que estas crisis se hacen más pronunciadas.

¿No podemos hacer un caso de la educación de adultos como una de las respuestas sistemáticas (sólo una entre varias, pero importante) que se necesita para encarar el desafío de la violencia y la inseguridad crecientes? ¿No podemos demostrar evidencias de respeto mutuo, de coexistencia y de resolución pacífica de conflictos con el apoyo de una activa provisión de educación de adultos? ¿No podremos exhibir la educación de adultos como una medida anti-terrorista? Y entonces ¿no podríamos convertir en un caso que el 1 por ciento de todos los gastos militares quedara disponible para la financiación pública de la educación de adultos?

Taller
Fuente: Barbara Frommann

En tercer lugar, a pesar de las disposiciones oficiales en contra, hoy día el desafío del desarrollo sostenible es más grave en las sociedades asiáticas. El modelo de desarrollo concentrado en el rápido crecimiento económico está causando una destrucción general del medio ambiente: los recursos hídricos se están secando y están siendo contaminados; la fertilidad de la tierra está disminuyendo; los bosques están siendo destruidos; la polución en las ciudades está creando serios riesgos para la salud; la gripe aviar y otras enfermedades contagiosas se están expandiendo velozmente; los cambios climáticos están causando huracanes y riadas. Sabemos por experiencia propia que la educación de adultos puede pro-mover el aprendizaje acerca de estilos de vida sostenibles y de una convivencia amistosa con la naturaleza. ¿No podemos convertir en un caso la demanda de que la educación de adultos sea una parte integral de las políticas y estrategias para el desarrollo sostenible? ¿No será posible permitir que la CONFINTEA VI integre sus deliberaciones con las de la Conferencia Climática de Copenhague en diciembre de 2009?

El momento para «hacer el caso» es ahora. El actual contexto de crisis ha planteado grandes cuestiones acerca de la sabiduría convencional del desarrollo societal tanto en el Norte como en el Sur. Éste es el momento de hacer, de manera audaz vigorosa, que el caso de la educación de jóvenes y adultos sea parte de los sistemas políticos globales y nacionales. Éste es el momento de comprometerse con aquellas personas que están intentando generar nuevas formas de gobierno global. ¡Éste es el momento en que la educación de adultos tiene que salir del gueto y hacer presencia en la vía principal!

Notas

1 N.d.T. Traducción relativamente libre del original inglés que dice: «3Fs – crises of food, fuel and finance»

Educación de Adultos y Desarrollo

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